Mi abordaje terapéutico con los adolescentes es profundamente empático y auténtico. Establezco un espacio confidencial donde los adolescentes se sienten escuchados y libres de expresar sus emociones sin miedo al juicio. Reconozco que la angustia no discrimina por edad ni circunstancia, así que abordo cada caso con una perspectiva fresca y actualizada, entendiendo los desafíos y tendencias que enfrentan hoy en día, desde la presión social hasta el uso de la tecnología. Priorizo la comunicación clara y honesta, tanto con los jóvenes como con sus padres, para fomentar un proceso de crecimiento y comprensión mutua.